El regreso

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Hace mucho tiempo que no publicaba nada aquí. No todos los que están leyendo esto me conocen, algunos tienen la suerte (o desgracia) de haber leído algunas cosas antes. Pero a quienes no, les cuento que la mayoría de las veces mis escritos tienen algo de entretenido (eso pretendo), pero nacen desde algo con lo que me llevo muy bien y que al contrario de la generalidad de las personas, me gusta sentir… la rabia.

Desde la última publicación hasta hoy (pasaron muchas cosas, años, otro hijo, un estallido social, un plebiscito y una pandemia), han ocurrido muchas situaciones indignantes. Pero la que me llevó a vomitar nuevamente, fueron las declaraciones de un par de políticos, sobre los profesores de nuestro país, en el contexto de la pandemia.

Y así, el otro día me entero con bastante estupor, por decir lo menos, cómo un senador de esta República (reducida casi a un estado de KidZania) y un ministro de Estado, se referían a la “flojera” de los docentes que por motivos de “seguir” descansando (tal vez en una paradisíaca playa, o en sus propias mansiones), no querían retornar a impartir las clases presenciales.

Yo desconozco, si este par de simios, tienen hijos, nietos, sobrinos. Si alguna vez fueron alumnos, y si saben lo que es una planificación docente.

No soy profesora, ni mi marido, ni padres ni hermanos. Tengo sí, muchos amigos, primos y tíos que sí lo son. Fui alumna escolar hace muchos años (sí, demasiados) y también universitaria (hace muchos también, puta que estoy vieja), y eso me hace estar sumamente consciente de la labor que realizan los profesores.

Además, yo también trabajé durante la pandemia. Nunca se me facilitó una plataforma para trabajar vía remota, es decir, nadie me pagó el internet en las horas de oficina que hice desde mi casa, nadie me dio un computador, y tampoco recibí capacitación alguna. Por lo tanto, me consta que no solo no descansé todo este tiempo, ni estuve de vacaciones los días de trabajo no presencial. Sino que ME CANSÉ EL TRIPLE siendo abogada/apoderada de un niño que cursó primero básico en medio de una pandemia, en este país de mierda, donde basurear a los profesores te sale gratis, /pseudo profesora/mamá de un niño que aún no cumple dos años/cocinera/encargada de limpieza/decoradora, etc.

Por lo que quiero decirles, señores Moreira y Palacios que no hace falta ser docente, sino que basta con ser DECENTE como para no emitir comentarios de ese calibre, dichos ofensivos que demuestran además de una indolencia tremenda, una ignorancia que da asco.

Por otra parte, quiero decirles a todos y cada uno de los profesores de Chile, de párvulos, enseñanza básica o media, y universitarios, que no están solos, y que esta pandemia la hemos superado gracias a ustedes y cada uno de nosotros los apoderados, y por supuesto de la comprensión de los alumnos y niños.

No tengo absolutamente nada que agradecerle a este gobierno ni a la clase política en cuanto a la negociación de las vacunas. Es lo mínimo que un “estatista” que se jacta de además ser un buenísimo empresario y negociador, puede y tiene que hacer por su país. Por lo demás ya estaba bueno que dejaran de cometer errores burdos. Así que el mérito que pretende atribuirse La Moneda, Congreso y séquito de servidores públicos de cartón, no es más que SU DEBER.

¡Estoy de vuelta y feliz en este blog donde a veces, es necesario tirar mierda con ventilador!

5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Claudia dice:

    Que bueno que estés de vuelta, no siempre comparto tu visión pero disfruto leerte! Éxitos!!

  2. Carolina Castillo T. dice:

    El 99% de los profesores son flojos (excepto maravillosas vocaciones), pero no se le puede pedir peras al olmo. El sistema perpetua la extinción de la especie, al depositar la honrosa profesión de «formadores de las futuras generaciones», en personajes sin hábitos de estudio, dedicación o excelencia personal. El sistema permite que ingresen a estudiar pedagogía aquello que «boto la ola». Lo más bajo de las notas y puntajes académicos. Entonces, cuál sería la sorpresa de los resultados?? Usualmente, son personajes con serios problemas personales, adicciones y rencor social. Que no actualizan sus estrategias y se niegan a ser evaluados en su quehacer pedagógico. Solo hay que mirar el sistema educativo de Japón en donde ser profesor es el más alto honor y los cuales se deben a un perpetuo perfeccionamiento profesional (renovación de certificación de ejercicio cada 10 años). Años luz de nuestra realidad.
    Opino desde la experiencia. Ejercí mi profesión docente durante 30 años. Directamente en el aula y en forma paralela, en universidades (U. Católica – U. de Chile – Otras).
    Namaste¡¡

  3. felipe dice:

    es de mala leche mal entender lo que dijo palacios, claramente se refería al colegio de profesores, y siempre hay que agradecer cuando se hacen bien las cosas, aunque sea su opbligación hacerlo….pero no siempre sale bien….o no habría para que darle las gracias a los cajeros, aseadores, trabajadores supermercados…etc…

  4. Paulo dice:

    Siempre es bueno leerte.
    A pesar de la gran paja de saber que la humanidad está cada vez más deshumanizada… siempre hace bien compartir.
    Abrazo!!!

  5. jmontejo2001 dice:

    ¡Ya se te extrañaba! Es bueno tenerte de regreso.

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